Agustín de la Cruz nació en 1955 en Tordesillas (Valladolid). El artista recuerda haber estado dibujando en el suelo ya desde muy pequeño. Con 5 años, se trasladó a Granada. Con 14 años, combinó la escuela, el baloncesto y la Escuela de Artes y Oficios de Granada.
A los 18 años, terminó COU y se fue a Sevilla, donde el artista se buscó la vida hasta ingresar en Bellas Artes en 1973. Dos años después, se trasladó a la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Al terminar, comenzó a trabajar en un colegio privado de Caravaca (Madrid).
Durante esa época, pintaba en una habitación empapelada, realizando diferentes estudios de pintura rápida, deformaciones, colores oscuros, etc. Tras 4 años en el colegio, aprobó las oposiciones de cátedra de dibujo y se trasladó a Almuñécar (Granada) para trabajar en un instituto.
A partir del año 1985, empezó un proceso en el que se fue encontrando a sí mismo: estudiando, pintando y tocando la guitarra. Y, aunque tiene pinturas de diversos tamaños, en esa época se dedicó a plasmar su arte en formatos pequeños.
En la etapa que pasó en Granada, puesto que se trasladó a un instituto de allí, pintó mucho, de todo tipo y finalmente, de tamaño grande. Pero hacia el año 1995, ya se trasladó a su residencia actual: San Pedro de Alcántara, donde trabajó en otro instituto.
Con los años, el artista ha seguido pintando, en cualquier lugar y siempre que ha podido. Aunque de forma intermitente, el artista nunca ha dejado de dibujar ni pintar. Tiene obras en colecciones privadas de Italia, España, Francia, etc. Así también colecciones públicas tales como el Instituto del Padre Suárez (Granada).
Aunque como el propio artista comenta: su mejor currículum es la sinceridad en lo que hace, y sobretodo, en lo que pinta; puesto que el artista, ya se siente premiado con su trabajo.
Agustín de la Cruz es un artista que siempre ha estado intentando descubrir que es el arte y cuál es su finalidad. Él piensa que es necesario dejar pasar el tiempo para encontrar la respuesta a dichas preguntas. Y para él, el arte es su forma de ver las cosas, de trazar la realidad y de describirla.
Su infancia y adolescencia, como puntos de fuga de su perspectiva vital, determinaron la persona que es ahora. A medida que se ha ido alejando de esos puntos, ha sentido la necesidad de volver al soporte en blanco, sintiéndolo como su hogar e intentando delimitar en él las fronteras de sus sentimientos, emociones e ideas.
Desde sus cuadros siempre ha luchado por validar el respeto, la libertad, la humildad, el humanismo, la sinceridad, lo espiritual… pilares fundamentales para él como artista, que siempre ha intentado reivindicarlos en sus dibujos, pinturas, retratos, figuras y paisajes.
Su obra se basa en el concepto de la vida y de la observación. El artista observa y como ser humano analiza lo que ve a través de los sentidos. Eso es el equilibrio: analizar lo observado, lo sentido a través de la vista, el oído, el olor, el tacto… Todo ello, lleno de formas colores, volúmenes.
Desde que es muy pequeño tiene esa necesidad de descubrir, observar y analizar todo aquello que le rodea. Ve texturas naturales a su alrededor, siente estructuras que ofrecen a su vista un espectáculo, estructuras tridimensionales naturales y artificiales… Ve geometría, líneas que recorren las formas para darle otras nuevas tras su análisis; ve artificio, telefonía y arquitectura; y ve naturaleza, nubes y horizontes…
Para él, el arte es eso mismo: reproducir, interpretar lo que le llega a través de los sentidos, analizarlo y transformarlo a través de unos materiales, técnicas y conceptos asimilados al ritmo de su vida. Así también, el arte son conceptos que conllevan todos los extremos del razonamiento y que ya muchos artistas destacados han sintetizado en verdaderas obras conceptuales basadas en el sentimiento, en la constancia del trabajo rutinario, en el análisis crítico de lo que sienten y proponen, en el estudio de la técnica y esa artesanía del día a día. En definitiva, comunicar una serie de sentimientos a través de todos los elementos, color, volumen, formas, ritmos…
En definitiva, el arte es vida y así la vida le ha respondido dándole más energía y haciéndole sentir vivo. Trabajo, constancia, observación, asimilación, interpretación, conversión en materia plástica, conjunto de artesanía y técnica en un trabajo humilde y sincero.
Cuando pinta necesita tener una buena razón para hacerlo, ya sea una fotografía de alta calidad que él mismo haya tomado, o bien conocer a la persona, tratar con ella, conversar… para obtener toda la información posible, para poder prescindir de todo lo superfluo una vez el proceso creativo comience.
Una vez ha elegido el motivo y teniendo lista la superficie de trabajo, su forma de pintar es un proceso arduo y laborioso, de muchas veladuras, de la búsqueda de matices y de formas que permanezcan en una determinada geometría dada. Una vez que esa geometría queda establecida, va recortando esas zonas, incrementando la fuerza y los colores en unas, desintegrando y sublimando otras. En esta etapa el cuadro va cambiando, modificando sus fronteras, así que nuevamente acentúa las líneas, tejiendo esa telaraña visual donde poder atrapar lo que quiere expresar o decir. A veces el cuadro pierde por completo, y casi tiene que empezar de cero, por lo que busca nuevas líneas que le ayuden a reencontrar lo que se ha perdido y alcanzar lo que nace dese una perspectiva totalmente inesperada.
Cuando vuelve a trabajar en ese retrato, paisaje o figura de nuevo; el cuadro ya vive y respira por sí solo. Entonces es cuando le da más importancia a los pequeños detalles, intentando potenciar la verdad que la pintura ya refleja por sí misma. Esta parte es quizá la más bonita para él, porque es cuando mantiene una conversación real con lo que ha pintado, ya sea porque le recuerda un momento de su vida o porque escucha la voz de la persona que está retratando. Ahí se da cuenta que ha alcanzado algo y así, trabaja con más deleite y precisión, perfeccionando los contornos que cree que son más fundamentales. Supone que lo hace con la esperanza de que el futuro espectador sea capaz de apreciarlo y sentir lo mismo que él como creador, en ese momento tan especial y de realización. Es cuanto todo parece encajar, cuando todos los problemas de la vida cotidiana parecen difuminarse, como sombras de un mal sueño y se siente mejor persona y mejor pintor.
En cuanto a su técnica, él dice que es muy básica y simple. Una técnica en la que utiliza reglas, compases, cintas de carrocero, aerografía, estarcidos, relieve o texturas, telas… El soporte suele ser una tabla o contrachapado, chapón marino. Y la base normalmente es acrílica con alguna terminación al óleo. Realiza un dibujo, directamente sobre el soporte y a partir de ahí, utiliza los materiales que le permiten geometrizar cada perfil o perímetro de una forma, de un objeto que aparezca en el boceto. Hago una mancha muy aguada, transparente y voy confeccionando, estructurando cada forma geométrica que se ha formado y eliminando las que no le interesa. Tras trabajar capa tras capa, van apareciendo nuevas formas, otras desaparecen y al final, el trabajo del artista evoluciona por el análisis, la observación y es basado en veladuras que sumadas le van ofreciendo distintas alternativas y soluciones a su búsqueda.