TIERRA DE HAMBRE II – LA FIGURACIÓN EN ÉPOCA DE TRANSICIÓN
Es.Arte Gallery, presenta la exposición Tierra de Hambre: La figuración en tiempos de transición, la tercera edición de la colectiva anual que desde 2018 lleva a cabo la galería con un objetivo social: La lucha por la concienciación. (Tierra de Hambre y Be woman & Smile).
La propuesta, resultado de una convocatoria previa, apuesta por vincular la plástica al mensaje y cuenta con la participación de seis artistas, con cuya obra se llevará a cabo un acercamiento al pensamiento actual.
En esta ocasión, y dada la calidad de las propuestas, la exposición Tierra de hambre se dividirá en dos etapas, la primera de ellas, con subtitulo La figuración en tiempos de transición, que se inaugura el 15 de abril, y La abstracción en tiempos de transición, pendiente de definir fecha.
LOS BUSCADORES DE BELLEZA
TEXTO CRÍTICO: Patricia Bueno del Río
En el último año, la humanidad se ha visto abocada a cuestionar los relatos hegemónicos que envuelven la complejidad que de antemano va adscrita a un proceso de transición como el que estamos atravesando.
Así pues, resulta necesario reflexionar sobre las estrategias ajenas con cierta resistencia y contestación, algo que siempre ha perseguido el arte: pensamiento crítico y reflejo estético para dar respuestas.
En la naturaleza de un proceso de cambio, se produce un detonante que paraliza, y por tanto, provoca una paulatina desactivación temporal de las prácticas artísticas. Al tomar consciencia, se reactiva la actividad, y se renueva el pensamiento creativo, a menudo, trastocado por la nueva realidad que acontece.
Los autores que esta muestra reúnen son, de alguna manera, buscadores de la respuesta a través de la belleza; contrarios, de algún modo al dogma de Danto que consideraba la belleza como una visión atrasada del arte. En la obra de cada uno de los autores, hay metafísica, valor introspectivo y panorámica exterior, pero sin duda, las distintas perspectivas que ofrecen se acercan a la filosofía kantiana que define la belleza como el libre juego de las facultades humanas, de la sensibilidad y el entendimiento.
Miguel Losada y Miguel Núñez, lo hacen desde una poética exquisita con la que que reflejan un modo afectivo de recrear la imagen. El primero, representando la exaltación de lo grácil a través de la postura, la porte y el boato con que dota a las figuras humanas que representa; el segundo, transfigurando espacios en los que la presencia del ser humano se reduce a la reproducción majestuosa de la misma a través de la escultura.
Cristóbal Quintero, con ironía, a través de escenas llenas de carga simbólica en las que la plástica y el lenguaje se enlazan para conseguir una imagen simbólica cargada de fuerza, humor y sentido.
Alba Cortés, por su parte, se acerca a la belleza con la representación rotunda de un paisaje montañoso al que dota de sutiles matices, apelando a lo sublime desde un punto de vista muy afín al Romanticismo; Ana S. Valderrábanos, desde la reducción de la imagen a planos de una suave monocromía que dota de luz a la representación de dulces y optimistas escenas de la infancia, y Jaime Sancorlo, con una obra cargada de contenido, que invita a centrarse en lo minucioso de los detalles, y una marcada ironía que conecta frontalmente con el espectador.
De este modo, el mensaje de cada creador va adscrito a su lenguaje, y subyace incluso, a su particular manera de entender el mundo, asumir sus cambios y adaptarse a ellos. Esto es lo que prevalece: la búsqueda de la verdad y su implícita manera de conceptualizar mediante la visión subjetiva. La estética es inevitablemente útil para ser contestatario. Lo bello es ahora necesariamente libre y desinteresado, por tanto, más rico, necesario y trascendental.